Blog de viajes Digital Travelers. Relatos y fotografía de viajes: septiembre 2008

miércoles, 24 de septiembre de 2008

India en moto (2004). Parte 1

Tres meses recorriendo los estados indios de Haryana, Himachal Pradesh, Ladakh, Uttar Pradesh y Rajastan.

A mediados de junio del 2004 un avión nos dejó en Delhi con nuestras mochilas, nuestros cascos de moto y nuestros sueños. Queríamos viajar por India libremente. Para ello, lo más sencillo no era alquilarnos una moto, cargar todo en ella y lanzarnos a la aventura, pero ese era el reto y nuestra ilusión.



Llegamos a Delhi y alquilamos una Royal Enfield de 500cc en Inder Motors, el establecimiento del sij Lalli Singh que resultó ser un tío de lo más majetón y de toda confianza.
Allí mismo nos la pusieron a punto y la prepararon con un doble porta mochilas, una caja trasera con herramientas y recambios y un respaldo trasero.
Después de haber cabalgado con ella como casi dos meses por territorio indio no recomendamos este tipo de moto por estas razones:
- es una moto muy pesada
- tiene poca potencia a bajas revoluciones
- poca maniobrabilidad del eje trasero
Como en junio hacía muchísimo calor por las planicies indias y no conocíamos la zona de Ladakh (el pequeño Tibet nos hacía muchísimas ganas) decidimos dirigirnos hacia las montañas...
De Delhi fuimos a Chandigar . Tardamos más tiempo en salir de Delhi que en llegar a Chandigar. Nada más salir del hotel y comenzar a atravesar el Paharganj con la moto cargada con todas nuestras cosas nos dimos cuenta de que esto de recorrer India en moto no iba a ser nada nada fácil. Al auténtico caos reinante en las calles había que sumarle el tema de cómo orientarte...

Sin comerlo ni beberlo nos vimos inmersos en la locura de la vieja Delhi (Chandi Chowk y estaciones de tren al ladito)... Camiones, autobuses, coches, motos, bicis, motoricksaws, ricksaws, gente estirando carretas con cosas, más gente...

En una de estas y en medio de un atasco monumental un motoricksaw se engancha en uno de los pulpos que sujetaban nuestra mochila derecha y, al no darse cuenta del percance, acelera y acelera hasta que rompe por completo el apaño tan majo que le habíamos hecho a nuestra bolsa... nos soltamos y como podemos logramos ir saliendo poco a poco de aquel infierno de gritos, pitidos, gente y vehículos de todo tipo y forma corriendo en todas las direcciones posibles y pasándote a 1 cm de las piernas y de los pies (Sebastián recibió y dio bastantes ostias en y con las piernas para pillar sitio en el caos...). Al final pudimos corroborar que íbamos bien (muy a pesar de las apariencias) y seguimos adelante hasta que logramos enfilar la carretera que nos llevaría a Chandigar, ciudad proyectada por Le Corbusier en la que estuvimos un par de noches.

De aquí entramos al estado de Himachal Pradesh por Shimla y recorrimos Mandi y Kulu hasta llegar a Naggar donde nos paramos unos cuantos días y aprovechamos para hacer infinidad de recorridos por los valles de Kulu y Parvati que acabamos conociendo como la palma de nuestra mano.
El dato trágico fue que en el trayecto de Shimla a Mandi se nos cayó de detrás una mochila con "todo el equipo fotográfico" de Sebastián (su bien más preciado), el móvil, un polar, cepillos de dientes etc.
Nos dimos cuenta cuando paramos a tomar un chai y vimos que no estaba... debío de saltar en uno de los múltiples baches y con los cascos y el ruido nos nos enteramos... Sebastián cogió la moto y volvió para atrás a toda castaña a ver si la veía pero ya se nos había adelantado algún espabilado al que le arreglamos la vida por una buena temporada...
Costó recuperarse del golpe pero lo logramos y... compramos una mierdilla de cámara compacta por el camino... creo que en Kulu.

Antes de seguir daré un "aviso a navegantes"...
La conducción por carretera en India no es apta para cardiacos y me pasé todo el viaje con los pelos de punta y el corazón a 1000. De no ser por Sebastián que es un conductor muy muy experimentado en todo tipo de terrenos, nos hubieran chafado unas cuantas veces.

Las normas de tráfico en India simplemente no existen o si lo hacen nadie les hace ni puñetero caso. Al fin logramos entender porqué en India hay tantísimos dioses... podemos asegurar que están todos super ocupados... ja, ja

La única regla que lo regula todo es la de "preferencia de peso", es decir, el más pesado tiene prefencia de paso/peso sobre todos los demás y el menos pesado, como era nuestro caso, se sale de la carretera o lo sacan. Sencillo,¿ no?. Y es que en India no tienen muy claro que las rayas pintadas en la carretera son carriles de los que no te puedes salir... , ni que en línea continua no se adelanta (y menos en una curva ciega...), ni que los intermitentes están para algo..., ni que cuando se funde la luz de freno hay que cambiarla (no nos comimos un autobús que frenó en seco de repente de milagro, Sebastián tuvo que meter un frenazo que te cagas, yo salí disparada de la moto pero no nos hicimos más que el golpe y el susto porque íbamos despacio...)
Continuamos. De Naggar partimos hacia Manali donde también pasamos unos días divirtiéndonos y preparando algo de material que nos faltaba para el trayecto de tres días y casi 500 km hasta Leh. Compramos unos pantalones y anoraks para la lluvia, tela azul para hacernos un improvisado campamento en caso de avería gorda, colchonetas para poner el saco de dormir encima, bidones para llevar gasolina y alguna cosilla más (así que más peso en la moto...)
Con todo bien colocado, moto revisada, apretados los tornillos (de tanto saltar se aflojaban los tornillos, se movía todo y perdías cosas como el cuenta kilómetros, el tubo de escape, la bocina etc.) y muy excitados por la aventura que teníamos por delante, salimos muy tempranito por la mañana con la intención de pernoctar en Keylong. Atravesamos el primer paso de alta montaña el Rothang La de casi 4000m y sin más complicaciones llegamos a Keylong. La carretera asfaltada desapareció enseguida y todo el tiempo era una pista con bastantes piedras y tierra. El paisaje precioso, las cumbres nevadas, el cielo azul azul, maravilloso...

Pasamos un par de días paseando por la zona de Keylong para aclimatarnos a la altura. Es un pueblo muy tranquilo que invita a pasear por sus calles y hablar con la gente. También hay un par de Gompas interesantes muy cerquita.

Después de la aclimatación seguimos nuestro camino. Salimos temprano por la mañana y todo iba bien hasta que empezamos a oir un ruido como de agua... y es que de la montaña bajaba un auténtico río que se había llevado la carretera y lo inundaba todo... claro, los pasos de montaña se están deshelando en esta época del año y era por eso que podíamos ir a Leh por carretera... en la práctica eso significa carreteras arrasadas por el agua, inundaciones, desprendimientos habituales...

Bueno, yo me tuve que bajar de la moto y cruzar a pie el río y seguir luego por un camino alternativo que atajaba con algo menos de agua mientras Sebastián tuvo que bajar con la moto por la ladera de la montaña siguiendo a un camión por un camino alternativo.

Al final acabamos con los pies congelados (el agua estaba helada) pero logramos pasar. Nos registramos en Darcha y continuamos camino. Atravesamos el Baralacha La de 4883 m. y por la tarde llegamos a Sarchu donde pasamos la noche. Cenamos muy bien con unos holandeses de un grupo organizado que fliparon al vernos por allí con la moto...

Dormimos en las tiendas del campamento (¡qué frío pasamos!) y al amanecer nos levantamos y vimos que había nevado en las cumbres de alrededor. Desayunamos y a las 7 y media partimos dirección a Leh.

Atravesamos el Lachlung La de 5060m. y justo después empezamos a oir un ruido. Paramos y vemos que habíamos partido el porta equipaje derecho... Decidimos continuar, llegar a Pang y arreglarlo allí. Llegamos bien a Pang por unos paisajes de otro planeta, comimos y arreglamos el portabultos esperando que aguantase hasta Leh donde lo soldaríamos.

Continuamos camino, atravesamos el Taglang La de 5328m (el segundo puerto de carretera más elevado del mundo) y enfilamos para Leh. Enseguida empezó el asfalto y pudimos darle algo de caña a la moto. Aparecieron las primeras poblaciones típicamente tibetanas, las gompas, los chortens... estamos en Ladakh. El paisaje todo el camino espectacular, sin palabras... Bastante tarde pero todavía de día llegamos a Leh exhaustos, sucios, hambrientos... pero a la vez satisfechos y felices porque todo había salido bien, porque habíamos superado el reto de llegar de Delhi a Leh en moto en solitario y porque estábamos en uno de los lugares más inaccesibles y maravillosos del planeta.

Continuará...

lunes, 1 de septiembre de 2008

6 meses por el Sudeste Asiático 2002. Parte 15

Aterrizamos en Amman (Jordania) y peguntamos si nos podíamos quedar en Jordania una semana y luego coger el vuelo a Madrid. Nos dijeron que sí que no había ningún problema así que contentos y felices fuimos a Amman ciudad y alquilamos un Renault Clio para poder movernos a nuestro rollo.
Recorrimos Amman con sus cafés en donde no puedes dejar de probar una pipa de agua (narguile) con tabaco de manzana, las ruinas arqueológicas de Jarash fantásticamente conservadas, los mosaicos bizantinos de Madaba, la fortaleza de al-Karak, Petra, la ciudad rosa excabada en la roca por los nabateos, uno de los sitios más increíbles que hemos visto en nuestra vida, el desierto rojo del Wadi Rum... no te lo puedes perder, tuvimos que alquilar un 4x4 con chofer porque con el Clío como que no, pero estuvo genial igualmente (Sebastián con pena de no tener su 4x4 para hacer un poco la cabra por este desierto que pisaba por primera vez pero bueno...)

En toda Jordania comimos de maravilla. Tienen una gastronomía deliciosa, todo lo que pruebes está buenísismo... fue toda una experiencia para el paladar.

La verdad es que esta parada de una semanita en Jordania fue el colofón perfecto para nuestro viaje que ya, tristemente, tocaba a su fin. Después de 6 meses exactos de felicidad diaria cogimos el vuelo que nos arrancó de nuestro sueño depositándonos en la cruda realidad de Madrid y de allí en la de nuestra pequeña isla.