Blog de viajes Digital Travelers. Relatos y fotografía de viajes: mayo 2009

miércoles, 6 de mayo de 2009

Rajastan (India) 2004. Parte 4

Nuestra siguiente parada fue la encantadora Jodhpur. Llegamos casi de noche y todos los hoteles que teníamos mirados para alojarnos estaban completos así que acabamos en un hotelito bastante desvencijado y sin aire acondicionado (con fan). La habitación con baño no estaba mal pero era un auténtico y genuino horno...

A la mañana siguiente salimos dispuestos a comernos la ciudad. Jodhpur es conocida como la ciudad azul por el color azul índigo de sus casas. Antiguamente, eran las de los brahmanes pero hoy en día todas están pintadas así. Subimos al fuerte que se encuentra ubicado en lo alto de una colina y desde allí pudimos contemplar toda la ciudad. Cuando miras desde arriba parece que ves el mar reflejado en la maraña de edificaciones azuladas. Es precioso.

La visita al fuerte fue una de las cosas que más nos gustó de todo el viaje al Rajastan. Recomendamos coger la audio-guía en español y perderte a tu ritmo, sin prisa, por todo el complejo. Nosotros nos pasamos casi todo el día por allí. Comimos genial en el restaurante del complejo e incluso por la tarde fuimos a ver al astrólogo. No diré aquí lo que nos dijo, sólo que salimos realmente impresionados tras nuestro encuentro...

A un kilómetro del fuerte se encuentra Jaswant Thada. Un esquisito complejo funerario de inmaculado mármol blanco que, como el fuerte, goza de unas vistas privilegiadas sobre la ciudad.

Después de pasear por las alturas, puedes irte a unos jardines que hay frecuentados por parejas y familias hindúes (con el consecuente rastro de basura) y llenos de monos bastante poco amistosos y sí bastante amigos de lo ajeno y pasearte un ratillo entre los pequeños templitos.
Después de la relajación toca perderse por la ciudad vieja y sus vibrantes y coloridos mercados llenos de todo lo que tu imaginación puede alzanzar a idear y más.

En autobús nos desplazamos a la cautivadora ciudad de Pushkar. Imprescindible. Es un importante centro de peregrinación hindú lleno de sadhus con un lago sagrado rodeado de ghats para el baño ritual. Te puedes pasar horas sentado en las escalinatas simplemente contemplando todo lo que por allí se cuece. Las calles están llenas de templos, de tiendecitas de todo tipo, gustos y colores en las que, como siempre, todas tus fantasías se hacen realidad... y caímos.

Hay un montón de restaurantes por toda la ciudad que sirven platos deliciosos. Entre sus especialidades está una bebida llamada bhang lassi hecha con marihuana. La probamos por curiosidad en un restaurante regentado por israelitas y la verdad es que está buena y no afecta practicamente nada (la pedimos suave de todas formas).

Nos alojamos en un hotel un poco alejado del bullicio y de buena calidad que nos hizo precio con un truquito que tenemos para ocasiones especiales... nos quedamos como cinco días en esta pequeña y amable ciudad y prometimos volver sí o sí.
Continuará...